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VISTA AÉREA

SUBIDA AL MULHACÉN DESDE ALMERÍA

“SENDERO DEL MAR AL CIELO” 

5º Y 6º ETAPA: TREVELEZ - MULHACEN - REFUGIO DE POQUEIRA - CAPILEIRA

RUTA: LINEAL; DISTANCIA: 16 Km; DIFICULTAD: MEDIA

 

Llegamos a las dos últimas etapas decisivas del sendero “DEL MAR AL CIELO” En estos dos días hay que estar en las mejores cualidades físicas de cada uno. Es necesario tener claro varios conceptos: No es lo mismo ir con mucha carga o con poca y saber la diferencia de hacer el recorrido en invierno o verano. En Julio y Agosto se puede ir con poca carga en la mochila, teniendo la opción de parar en el Refugio de Poqueira. En éste Refugio se puede comer, cenar y desayunar bien, dispone de mantas y se puede adquirir sabanas desechables. Ahorrar peso en la mochila, facilita enormemente el caminar con ese desnivel hasta el techo de la península. En invierno es diferente, hay que estar mucho más preparado físicamente y llevar el equipo necesario. En la alta montaña los accidentes suelen ocurrir, principalmente por falta de equipo y en invierno mucho más si hay nieve.
En estas etapas es conveniente, estar al tanto de la previsión meteorológica. Es aconsejable para aclimatar, que la noche anterior de la caminata se duerma en Trevélez. Hay que beber mucho líquido, para hidratar bien y no tener los desagradables síntomas del mal de alturas.
Bien temprano chequeamos el equipo y nos vamos para el barrio Alto de Trevélez. En la calle Charquillo junto a los lavaderos públicos a 1.450 m. altitud, enlazamos con  el sendero SL-A 81 que nos lleva al Alto del Chorrillo. Es conveniente caminar despacio, respirando bien y sin prisa, calentado los músculos poco a poco.¡Siempre decimos! “Comenzar como un viejo, para terminar como un joven”
Abandonamos el barrio descendiendo unos 200 metros para cruzar el río Chico, junto a un dique de reciente construcción. Pasamos junto a una fuente y a partir de aquí comienza nuestro ascenso al techo de la península.

Ganamos altura por el  camino de herradura entre huertas, paratas y bancales labrados, un prodigio de la naturaleza que nos demuestra la importancia que la agricultura tiene en el paisaje “antropizado”, fruto de una historia que hace de esta montaña mediterránea un ejemplo de hábitat. A menos de un kilómetro, encontramos una bifurcación de sendero con un poste indicativo de direcciones, continuamos ascendiendo y llegamos a un carril. En este punto la GR-240 (Sulayr) y el GR-7 continúan por la pista dirección Capileira, nosotros lo omitimos y ascendemos por el sendero SL-A 81. Nuestro sendero no tiene perdida, además hay mojones que te guían por la buena traza.
El camino es empedrado y lo cruzan las acequias de Las Melguizas, la de En medio y la del Cerezo. Esta red hidráulica es ejemplo de los sistemas irrigatorios tan genuinos que desde antaño -especialmente en época musulmana- trazaron y diseñaron el regadío en estas montañas. Conforme ganamos altura, la panorámica sobre el pueblo de Trevélez es más espectacular.
Pasamos por el cortijo Piedra Blanca, un título que nos recuerda, cómo la toponimia de esta zona tiene mucho que ver con elementos de la naturaleza y de cómo el hábitat continúa estando presente a través de estas unidades de explotación silvopastoriles.  Posteriormente cruzamos la acequia Alta, una vez más una infraestructura irrigatoria que se mimetiza en el paisaje y se convierte en un elemento más. A partir de aquí la senda pierde algo de inclinación y la vegetación es cada vez menor; esto es lógico al entrar en un piso vegetal nuevo que nos refiere el carácter pecuario desde tiempos antiguos.
Nos vamos acercando a la zona rocosa llamada Piedra Colorada, color de la roca que alude la pigmetación ferruginosa. En unas dos horas y 4 Km. recorridos, llegamos a los 2.215 m. altitud, a las ruinas del cortijo el Chorrillo con su era. Este cortijo es el límite natural, donde el hombre deja de habitar el monte; recibe su nombre por la abundancia de agua y muestra, una vez más, la importancia del hábitat en estas cotas. El hecho de disponer de una era nos recuerda las tareas de trillar y la agricultura cerealera que debió darse en estas laderas, cuyas brisas de altura favorecían la labor de albentar. Este lugar nos sirve de mirador hacia el Peñabon y el cerro los Papos, un topónimo interesante, pues recuerda el pasado islámico -que es el que le da nombre- y de cómo con la repoblación de los cristianos le dieron un nuevo significado, recordando que “papo” son los pliegues de la piel del borde inferior de animales como los bueyes o cerdos.
A partir de aquí en época de nieve, nos podemos encontrar placas de hielo y ventisqueros. Continuamos el camino zigzagueando siguiendo las balizas y los hitos de piedra que nos marcan el sendero hasta que llegamos al Alto del Chorrillo.
Una parada en este mirador natural y nos despedimos de las vistas sobre Trevélez. El alto del Chorrillo es una pequeña cota de 2727 m. altitud, situada junto a la pista cerrada que sube desde Capileira y terminaba en la Hoya de la Mora. Desde aquí vemos la subida al Mulhacen por la Loma, también tenemos vistas a casi todos los tres miles, Los Machos y El Veleta, entre otros. En verano suben minibuses (lanzaderas) desde Capileira hasta este lugar. Al llegar a la pista, a la izquierda (sur) se bajaría a Capileira y nosotros tomaremos hacía la derecha (norte). En unos doscientos metros, encontramos una bifurcación al oeste (nuestra izquierda) el carril desciende a unas cuadras de ganado y al refugio de Poqueira. La pista por donde andamos continúa llaneando dirección noroeste. La abandonamos siguiendo los mojones de piedra que nos hacen ascender por un sendero que va cruzando el antiguo carril por donde se podía llegar al Mulhacen en Coche (hoy en día anulado).

Encontramos a nuestra izquierda muy cerca del carril, unas ruinas que bien pudieron ser utilizadas entre 1870 y 1879 para el enlace geodésico entre Europa y África o bien en época posterior como posiciones militares de la guerra -esta zona fue frente durante 1926-1939 y era conocida como el “frente de Pitres”- También ha sido refugios vivac de pastores, las ruinas pasan casi desapercibidas entre las rocas.
Una vez pasado las piedras del Peñón negro que quedan a nuestra derecha, llegamos a una curva del carril y encontramos  en una piedra donde están pintadas las indicaciones de siete lagunas y del Mulhacen, el carril va a Siete Lagunas y Alcazaba. Nosotros lo omitimos y abandonamos el carril para continuar ascendiendo ahora por la loma del Mulhacen. Siguiendo los hitos de piedras, vamos en ascenso, zigzageando por la loma hasta llegar al Mulhacen II a 3362 m. alt.  A partir de aquí el camino nos hace andar dirección norte y en unos 300 metros llegamos a la cumbre del Mulhacen a 3.482 m. Encontramos el geodésico con su hornacina de la virgen de las Nieves, aunque actualmente la escultura que hay es la de la virgen del Pilar. La devoción mariana hacia esta advocación nos muestra la religiosidad popular histórica que siguieron los vecinos de la montaña hacia un título protector y dado de favores a sus temores y anhelos. También vemos los restos de las construcciones que en 1879 levantaron los militares para la trigonometría entre el Rif en Marruecos, La Tetica de Vacares en los Filabres y el Mulhacen, donde un año después, en 1.880 Antonio rubio en su expedición del mar al cielo, pasaran una noche en las ruinas de las casas cubiertas de nieve.
Las panorámicas desde aquí son espectaculares a 360 grados: hacia el sur el mar Mediterráneo, donde se puede ver hasta las montañas del Rif en Marruecos, hacia el Oeste, sierra de Gador y el mar de plástico del poniente almeriense. Hacia el Norte, la montaña más cercana La Alcazaba y a lo lejos, sierra Arana. Hacia el Este toda la cadena de tres miles, entre ellos Los Machos y El Veleta, así como la laguna de la Caldera.
El descenso desde la cumbre, lo hacemos ahora por la vertiente oeste, bajando al refugio vivac la Caldera y la laguna del mismo nombre, este descenso son unos 400 metros de desnivel. El sendero es pedregoso y un tanto descompuesto, es aconsejable coger la traza que nos acerca al collado del ciervo, para asomarnos y poder disfrutar de las vistas hacia la laguna de la mosca, la Alcazaba y la cara norte del Mulhacén.
Tras pasar por el refugio vivac de la Caldera, reanudamos la marcha cruzando la pista que viene de Capileira. Por borreguiles vamos descendiendo por el río Mulhacen, con vistas a la Sierra de Lujar. Dejamos la laguna de Majano y los Lagunillos a nuestra derecha (Oeste), es un paisaje único que suele estar lleno de cabras. En la época del deshielo, el barranco se llena de túneles de nieve. Los deshielos generan un pastizal fresco, que históricamente fue muy apreciado por los moriscos, para llevar a sestear sus ganados en verano y que ya son referidos desde el siglo XVI como una zona idónea de pastadero pecuario.
El sendero se separa del río y comienza a ascender levemente, esto nos indica que ya estamos llegando al refugio de Poqueira. En 750 metros hemos alcanzado el Refugio.
Este está situado a 2500 m. de altitud, es una edificación de piedra, donde se puede dormir, cenar y desayunar. Pasaremos la noche en él, cenando la buena comida montañera que ofrece el Restaurante, sin olvidar de beber mucho liquido.

6º etapa:
Tras un merecido descanso y buen desayuno, se comienza la jornada con un suave descenso en dirección al barranco de Poqueira.
Tras perder de vista el refugio, dirección el barranco de peñón Negro el descenso es más vertical hasta llegar a la acequia Alta. Aquí se enlaza con la PR-A 23, un sendero circular que sube de Capileira y al llegar a este punto regresa a la izquierda (dirección Este) Cruzamos la acequia y nuevamente nos recuerdan las obras hidráulicas y el hábitat humanizado de la montaña. Esta red hidráulica es singular de la sierra Nevada, también reciben el nombre de “acequias de careos”, pues recogen las aguas de deshielo y sirven para irrigar la ladera de la montaña para nutrir los veneros de las fuentes ladera abajo. Carear, es decir, regar en montaña es una de las actividades más populares y genuinas del regadío comarcal.
En algo más de 200 metros llegamos al cortijo de Las Tomas, que alude precisamente al repartimiento de aguas que desde él se hacen.
Lo bordeamos y descendemos  hasta cruzar la acequia baja, continuamos ahora por unas rampas fuertes hasta llegar a un puente de cemento que nos hace cruzar el río. Nos adentramos  en el barranco cada ver más frondoso y con paredes rocosas a ambos lados. Cruzamos el arroyo del Veleta por un puente rodeado de vegetación. La gran parte del río Veleta, va entubado a un embalse y baja por un tubo con gran pendiente a la Central Eléctrica La Cebadilla.
Pasamos junto a varios cortijos abandonados y cruzamos el río Naute, caminando por este margen cruzamos el barranco Cañabate. Esta parte del río es más abierta y hay zonas buenas para darse un buen baño.
Cruzamos nuevamente el río para ascender hasta el cortijo Naute (del siglo XVIII) y el cortijo Masagrande.
Poco más adelante encontramos una bifurcación con las señales de sendero, por una parte el sendero sube dirección a Loma Púa. Nosotros continuamos recto en descenso, paralelos al río Naute. Pronto comenzamos a ver la central eléctrica de Poqueira, por una Carihuela entre castaños y encinas, cruzamos el puente de Naute para llegar a la Central.  La instalación hidroeléctrica fue inaugurada en 1957, como recuerda una placa conmemorativa, y se trata de edificio de gran porte de planta rectangular cubierto a dos aguas.
Unos metros en descenso, para llegar, al antiguo poblado de La Cebadilla. En este pequeño núcleo, construido en los años 50, vivían las personas que trabajaban en la Central Hidroeléctrica de Poqueira. Llego a tener 200 habitantes y curiosamente contaba con su propia escuela y hasta con una ermita. La  fuerte orografía del terreno dificultaba los desplazamientos. Por este motivo, los habitantes del poblado disponían de un “recadero”, que mandaban cada dos días con la única ayuda de un burro, a comprar en los pueblos cercanos pan, leche….  O cualquier otra cosa que necesitasen.
Conforme fue disminuyendo el trabajo de la Central, las casas se fueron cerrando. Tan solo 9 familias permanecieron durante más tiempo. En la actualidad nadie vive en el poblado, que está abandonado, aunque dos de las casas todavía se usan por el personal de mantenimiento.
Las centrales hidroeléctricas, como la del río Poqueira, constituyen uno de los aprovechamientos del agua más característicos de Sierra Nevada. En este río hay tres centrales hidroeléctricas: Poqueira, Pampaneira y El Duque.
La de Poqueira, también llamada de La Cebadilla es la más pequeña de las tres. En sus inicios tan solo abastecía al pueblo de Capileira. En la actualidad sigue en funcionamiento aunque la electricidad que produce se incorpora a la red general. Es una Central con un depósito de reserva. Dicho depósito, denominado “cámara de descarga”, esta situado en Loma  Púa a 2100m. de altitud y permite regular la cantidad de agua que pasa por las turbinas que se encuentran en este edificio (1530m) El paso del agua por las tuberías genera un movimiento giratorio que acciona el alternador y produce corriente eléctrica.
Aunque nos encontramos en la confluencia de los ríos Toril y Naute (donde “nace” el río Poqueira), el agua de las tuberías no proviene de ninguno de ellos, sino del río Veleta, y es llevada hasta la cámara de carga mediante una canalización.
Es muy curiosa la forma curva que toma la tubería al cruzar el río y es para proteger el conducto de una posible crecida del río.
Continuando con nuestro camino, ahora el sendero se ha convertido en carril por donde descendemos hasta llegar a los carteles indicativos de sendero a Capileira.
Abandonamos la pista y nos adentramos entre árboles y campos cultivados por el sendero paralelo a una acequia. El último tramo es en descenso, por un camino empedrado que nos hace admirar el pueblo en varias de sus curvas.
El nombre de la localidad proviene del vocablo latino capilaris-e, que significa “lugar más elevado”, ciertamente por la permanencia de núcleos mozárabes en la montaña durante época musulmana (el sufijo “eira” es muy común en la zona y equivocadamente se ha pretendido relacionar con la cultura gallega traída por los repobladores). Históricamente perteneció a la taha de Poqueira, un distrito que tenía su centro de gobierno en Bubión y adscribía las localidades del barranco de su nombre, de ahí el nombre que recibió Capileira (cabecera o cabezada).
Entre los edificios de la localidad sobresale la iglesia de Ntra. Sra de la Cabeza, del siglo XVII, cuyo retablo barroco alberga la imagen de la Virgen, un título mariano que alude al patronazgo ganadero. También se encuentra la casa-museo de Pedro Antonio de Alarcón, cuyo objeto es difundir la vida y obra del célebre escritor accitano que inmortalizó La Alpujarra con su afamado libro. Por último, de enorme sabor popular, también tiene dos lavaderos públicos bajo las fuentes Hondonera y La Pileta.
El sendero de esta 6º etapa es un disfrute de impresionantes vistas, se hace en unas cuatro horas y conviene disfrutarlo. Si hace buena temperatura, hasta se puede dar un baño en el río.
Una vez en el pueblo es un placer, pasear por sus estrechas y pintorescas calles. Han conservando su aspecto alpujarreño y se hace obligatorio el comer en uno de sus mesones y probar la gastronomía del lugar.
Según como se haya estudiado su vuelta, hay posibilidad de volver en Bus a las 16:45h para Trevélez, Bérchules

 

 

 

 

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